¿Es pagar impuestos una alta traición, como decía Marx?
Hoy os voy a recomendar, mediante algunos extractos comentados, la lectura de Una revolución liberal para España, de Juan Ramón Rallo, Ediciones Deusto, un ejercicio bien contado y argumentado por acercarnos a cómo sería y qué beneficios obtendríamos. El autor es doctor en Ciencias Económicas, licenciado en Derecho y profesor de Economía en el centro de estudios OMMA y en Isead Business School. Es, además, director del Instituto Juan de Mariana."Es un error considerar que la única forma de mantener la cohesión social pasa por un Estado gigantesco que, aun cuando se combine con un sector privado liberalizado, tenderá a lastrar el desarrollo y el crecimiento económico de todos los estratos sociales".
Esta afirmación precede a un más que recomendable capítulo, el 5, titulado Volver al Estado Mínimo. Y el comienzo no es menos contundente, al afirmar: "Siendo el Estado caro, ineficiente y violento, parece razonable buscar alternativas al mismo que pasen por una ampliación de nuestras esferas de libertad".
El autor realiza un ejercicio interesante. Su propuesta de Estado pasa por hacerlo regresar al periodo anterior a 1913, en el que "el peso del gasto público sobre el PIB no dejo de crecer en todo el mundo", incluyendo a países como Estados Unidos, con una marcada tradición liberal. Para Rallo, "regresar a un tamaño del Estado del siglo XIX no es una utópica involución, sino una pragmática propuesta dirigida a contrarrestar la distópica involución que sí ha supuesto la hipertrofia de la coacción estatal durante el siglo XX."
"Pagar impuestos debería considerarse alta traición. Negarse a pagar impuestos es el primer deber de cualquier ciudadano"
Karl Marx
Llegados a este punto la pregunta es inevitable: ¿Cuál sería la fiscalidad de un estado mínimo? Rallo fija las características de un sistema tributario más racional:
- Máxima individualización posible de los tributos o 'equivalencia fiscal'. El colectivo receptor del gasto publico es el que debe costear ese gasto.
- Simplicidad y transparencia. Menos trámites administrativos e información de cada ciudadano de cuanto dinero 'le está arrebatando' Hacienda.
- Interdicción de la doble imposición. Cada renta debe desgravarse en una sola ocasión. No debemos mantener a la vez los impuestos sobre la renta y los impuestos sobre el consumo.
- Simetría. Los impuestos generales (no individualizados) deben ser iguales para todos los contribuyentes. "La reforma fiscal puede orientarse a que todo el mundo pague menos impuestos."
Juan Ramón Rallo |
Con estos puntos tendríamos, según el autor, un sistema impositivo más razonable dentro de la 'profunda irracionalidad que caracteriza a todos los tributos'. "De lo que se trata, por consiguiente, es de financiar una parte del gasto público con tasas y la otra para con impuestos generales sobre la renta o sobre el consumo que sean simples y simétricos."
Para Rallo, con una "intensa rebaja de la tributación, ningún español sufriría un incremento de su carga fiscal", sería una reforma de los ingresos (Pareto-Superior) en la que nadie empeora y muchos individuos mejoran, todos mejoran. Como dijo Milton Friedman: "Estoy a favor de recortar impuestos bajo todas las circunstancias y por cualquier razón imaginable"
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