La noticia, aunque esperada, pìlló a propios y extraños por sorpresa. Los únicos que estaban en el ajo eran el propio Don Juan Carlos, evidente; El Príncipe Felipe, cantado; Rajoy, el portavoz y Rubalcaba, el hombre de Estado.
Al poco tiempo de la abdicación de la corona vemos a al ya mortal Juan Carlos, disfrutando del tiempo libre, jugando una partida de poker en el Hogar del Jubilado: Pero el que tuvo, reytuvo y como toda posesión parece que nunca deja de ser nuestra ni aunque la perdamos o vendamos, se sigue sintiendo Rey, caramba, que la sangre azul de Borbón corre por sus venas. Los compañeros de juego, resignados, le dejan ganar porque claro, es 'aforado'.
Genial el cuadro en la viñeta de Idígoras y Pachi en El Mundo de la Tarde, que resalta al protagonista en color, mientras los secundarios en blanco y negro. Bocadillo contundente, acorde con un caricatura maestra del ex-soberano, y pensamiento de un secundario plasmado por esa raya discontinua del bocata. Magistral.
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